“Cuando a una mujer le decimos “amor mío “,
en verdad se lo estamos diciendo a la tierra”
El Añalejo
Me zambullo en las aguas turquesa y jade
Para llevar hasta tu mano un crucifijo de rubíes
Que en el naufragio me señaló Isabel la Católica
Es un acto de amor cargado de su propia liturgia
Insisto en que puedo amarte sin verte
Sólo con saber que como la tierra
Giras incansablemente sobre tu eje
Que mis lances serán siempre prolegómenos
Que solo sirven para declarar
mi amor de todas las formas
Porque el contenido siempre será el mismo,
tú mi ansiada tierra
Que avizoro luego de recorrer los 7 mares
Que orlan la cintura generosa de la tierra
Amar es declararme incondicional a la mujer
Es el original juramento de la comunión
Es el asombro con que vivo
en y dentro de una gran mujer , la Tierra
he navegado los grandes océanos
y explorado las comarcas más prístinas
y todavía siento que cada noche contigo
es como si zarpara a mi primera gran aventura
Amor mío, el único acto de real posesión
Amor mío, el clamor del hombre más antiguo
que sigue vivo en mi porque impávida mujer
sigues rotando incesantemente como la tierra
Juan David Porras Santana
Como siempre Juan David me fascina sumergirme en tus letras...
ResponderEliminarEl amor a la tierra, la gran mujer, la mujer total, íntegra e inacabable. Un gran poema.
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