21 feb 2015

LA SOLEDAD VINO POR ELLA


La soledad vino por ella
No estaba preparada
Pensaba ella
La soledad
la requirió una segunda vez
ya no estaba
Recorría al mundo
huyendo de ella
Un imposible,
la soledad allí
siempre estuvo
Y se hizo un gigante
que su sombra
Inundó todo
su mundo imaginable
Recurrió a la fórmula
de la evasión primaria
En el reino de los sentidos encontró
la heroína que le voló los tapones
Cuanto placer hedónico,
reptar entre carnes
Sórdido grito
de la soledad hecha falo
Un rubí
en cada pezón engastado
Era la señal
de la decadente resurrección
De los amores idos
Nunca despertó
del sueño del opio
Nunca se supo
si realmente conoció el amor
Juan David Porras Santana

2 comentarios:

  1. Arrojarse al delirio absoluto del opio, de la lascivia, para escapar a la soledad. Ese martirio visto desde fuera, del que no se sabe si realmente le hizo a la padeciente conocer el amor, a lo mejor es suave y blando por dentro como el pelaje que Juan Ramón Giménez le imaginó a Platero. Seguramente es lo que espera quien procura escapar de la soledad que es, digamos, como pretender escaparse de uno mismo. Hay que tratar de no sentir miedo de uno mismo. Es más epicureo y menos riesgoso.

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  2. bueno, creo que me conoces yo me tengo miedo. porque estoy siempre pensando en lo que debe ser.

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