28 mar 2013

Juan David Porras: SELECCIÓN DE MI LIBRO QUÍMICAMENTE PURO. NO DESEAR...

Juan David Porras: SELECCIÓN DE MI LIBRO QUÍMICAMENTE PURO. NO DESEAR...: Para Gelsomina D´Ambrosio by Zbigniew Łagocki Lujuria Fue el último pecado el que lo hizo monstruo; la que todo...

SELECCIÓN DE MI LIBRO QUÍMICAMENTE PURO. NO DESEAR ES PECAR.


Para Gelsomina D´Ambrosio



by Zbigniew Łagocki



Lujuria

Fue el último pecado el que lo hizo monstruo;
la que todo lo precipita
La que tensa la articulación fallida entre el instinto divino
 y el amor carnívoro
Amasijo de vientres rotos, convexidad de ciclos y aullidos
Fragancia rotunda que se dispara desde la ausencia hasta deglutirla
Fijeza tan retorcida como las ramas del guayacán
Que insiste flotando y penetrando en las hendijas ciegas de la mar
Estuosa forma primitiva que mientras más la esquivas más lasciva
Mientras con cuidados la esculpes no logras  
sino el horror del tótem
Y el tabú
África mía, noche sigilosa de garras y colmillo
África mía, jaque mate del ser al no ser. 


Maisie Cousins
 
 Gula

 La mano experimentada fricciona con orégano tostado 
la piel del jabalí

Mi frugalidad es un tiburón blanco, mi apetito 
el frenesí de una nuez
Se confunde la ración con mi ancha mano. 
Mi pensamiento es Bothrops atrox.

 Ante el frijol o la víbora, el bien se decidió: creó al depredador
Hasta entonces era el mundo y su inmundo bodegón pero
Apareció la fiera
Con ella la emoción, nunca eso se valoró
Su vistoso elenco de tentáculos, garras, colmillos, 
ácidos y largos reposos
Lamento tanto que la fiera se quedara en un sillón,
Se nos evaporó la acción
Ahora somos ostras apiladas en el muelle, musgo, pasto
Y este amorfo lípido hipnotizado por la televisión que soy yo.





Codicia 

El verde y el azul que tanto abundan 
los quiero enterrar sólo para mí
Quiero que el bronce de esos muslos 
sea pintura rupestre en mis córneas
Ya tengo lo que no soñaste porque sé que algún día lo desearás
Me conformo con tan poco, siempre que lo haya tenido  primero,
aunque sea una vez
Qué alivio pitón reticulada, tu abdomen macera un inmenso jabalí
El océano está preñado con los atunes azules de mi magín
La tierra ahora yerma. 
El único en verla abundante y prolija fui yo
Descubrí, antes que tú, que a Morgana le fascina 
que se la claven por allí
Los dones para el espectáculo jamás, 
trágatelos, mira desde la altura
El vacío que hay sin ti




Udjat, Ankh


Escarabeo

Nautilo. Marea de largo zanco que inclinas a mis barcos
Escafandra que aíslas mis huesos de la tántrica sal marina
El sol naciente arremete en las fosas olvidadas de los inquietos saurios terrestres

Alquimia sucesiva que transfigura hasta a la muerte
De los insectos que pueblan los valles del Nilo: el escarabajo,
Suerte de nido redimido y geometría de los ángulos eternos

Pétrea poesía la de aquellos que existían sólo para la muerte
Hoy yo los reclamo, sí, yo, el insistente monstruo
Sus momias son reiterativamente decadentes
Pirámides, pleonásticas copias de un universo explícito

En una gota del caudaloso Nilo azul cabe toda su historia
El barquero en la popa y yo hostil en la proa nos confundimos
Con la bruma de una civilización que nos engañó con el sol  naciente.


Coke Wisdom O’neal


Apareamiento

Gozosamente acoplados el monstruo y la nada hacen lo que quieren
El onanismo más campestre cumple con el cuerpo y con el alma
Grandes helechos  y malangas insaciables devoran a la nada
Frankenstein se reconoce en el monstruo y éste en aquél
El coito es un alacrán que se muerde su propia cola
Inmune a su veneno se aletarga con las últimas sombras
Que se alargan y se estrechan en una danza contemporánea
Víctor y el monstruo descienden por las caras opuestas 
de la montaña
Mientras en el pueblo las madres mecen 
en las cunas a sus fofos bebés.


Valeria Schettino


Dejarse

 La senda siempre tan definitiva y nosotros tan irresolutamente
Perdidos
No hay la menor razón para avanzar, sólo el miedo de no hacerlo
Silbido en la lontananza
Cautivos en el rebaño, no le pertenecemos pero no nos alejamos
Pastar con él hasta que aparezca la socavada caliza, una y otra vez
Comienza la marcha, respiramos independencia, sopla desde el
Pampero y de una sola mirada vemos la manada: qué alivio, resuello
Gregaria, si en el fondo es una plañidera plegaria de lo insistido
Aullido del lobo desde las estepas de lo desistido
Dejarse, distancia con cordura y mucha mesura, vieja residencia
Afuera, muy lejos de adentro, la fiera aúlla con ternura.


  Juan David Porras Santana