Un arcángel venido
de las entrañas de la tierra
Que desde el 36
se fue haciendo luz a fuego lento
Como lo hacen en Orihuela
las sabias huertas
que tanto se esmeran
Pedregales que parecen
un osario de densos corazones
que cantan poemas
hechos con hoz y arado
Pieles curtidas sobre almas palatinas
Decidieron cuando todo parecía ido
que María José fuera ojo y cabellera
Que por dentro de los surcos abriera
una destilada y aquilatada oropéndola
Sus ojos
parecen dos almejas que se brindan
Seguro de que en ella
reencarna la Diosa Holisa
Capaz de fecundar
las tierras yermas del invierno
Sus curvas como las de Holisa
serán la perdición
del Dios o el hombre
por el que ella se decida
Porque Orihuela
encendió de nuevo la luz
El duelo y la introspección
son dos duendes
que lejos allá en los olivos
y almendros silban
tonadillas que infunden
alegría y saudade
Sin ti María José
no sabríamos lo que allá ocurría
Miguel se hizo niño
y anda en sus correrías
El mediterráneo
molécula a molécula
con todo tu ser se deleita
Y yo, tu amigo,
por enredarme en tu cabellera
en todas las albas
en la mar te esperaría
Juan David Porras Santana
¿Qué Orihuela es a la que te refieres en el poema, Juan David: La de España o acaso alguna otra que haya por tu patria venezolana o por algún otro país de América latina?
ResponderEliminarUn saludo
muy buena dedicatoria en versos. mi querido amigo ... da igual que sea la de España o de algún país.. ya que es lo insignificante en estos versos.. describe a María José con el caudal suficiente de su vida misma... Porque Orihuela encendió de nuevo la luz
ResponderEliminarEl duelo y la introspección son dos duendes
que lejos allá en los olivos y almendros silban
Tonadillas que infunden alegría y saudade
Sin ti María José
no sabríamos lo que allá ocurría
gracias.. mi querido poeta.. un lujo y honor.. recitarte.. un beso