A Caperucita le gusta que se la cojan fuerte Siempre sentía que el Lobo le desgarrabaComo le llegaban los aullidocuando éste acababa
El bosque era erótico siempre la excitaba Altísimos pinos, los gruesos robles Su fragancia húmeda y lúbrica era afrodisiaca
La abuela olía a vieja corrompida conservada en naftalina La cabaña era un asco, puros cachivaches, hedor transpirado Por eso siempre corría hacia el bosque en busca de su amado
Su amado no era un licántropo Era un Lobo bien macho y malvado No la acariciaba, le hacía surcos en las carnes
Después lamía su lasciva sangre Mientras compulsivamente se la enterraba Caperucita gemía, el Lobo aullaba y los sauces lloraban
Caperucita incitaba al lobo Le gustaba que la violara con premeditación Por eso nunca se quitaba el rojo, que a él tanto le excitaba
Caperucita se fue haciendo loba Al punto que los cazadores la saludaban, hola Caperucita Y ella oronda contestaba : por favor Señora de Feroz
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