Ingrávida entre cimas
El viento abre su túnica
Muestra como la piel
se extiende como papel de arroz
Su latido es el Adagio de Albinoni
Su respiración un suspiro de ballena
No hacer es,
ser como la luna llena
Es dejarse llevar
por la corriente ecuatorial del sur
Es ser el río azul
que atraviesa el golfo de México
Es el crepúsculo
que cobija de rojo a los enamorados
Es el cabo prominente que recibe impávido
las mareas mordientes de oriente
Es la mujer que acariciada
convierte el placer en sí misma
Es el leopardo que en el día
se descuelga sobre la rama
Es el Serengueti visto desde el aire
Es contemplar por horas
la fotografía de mi amada
En fin Il dolce far niente
Es esperar todo a cambio de nada
Amada ayúdame a librarme
De esta prisión autoimpuesta
Estoy en la celda de mayor aislamiento
Por no ser como tú, libre de culpa
Sabes mi amor que ni siquiera sé
de que me acuso
Pero mi corazón siente crímenes
más atroces
que los del estrangulador de Boston
mi mente nunca descansa
es una manada de caballos desbocada
¿Cómo podrás a mi lado sentir
que compartimos il dolce far niente?
Si tu amor no me exorciza
En tu cama dormirás con tu hombre
Que es una anguila eléctrica
que fuera del agua está agonizando
Juan David Porras Santana
En el dolce far niente uno tiende a sentirse culpable como tú poeta, uno quiere irse y suele sentirse como dices en tu poema el estrangulador de Bostón. Quizás estemos hechos para ser esa anguila eléctrica de tu poema y no podamos zafar de ese sentimiento. Sin embargo las hermosas y logradas y originales metáforas que presentás en tu poema llevan a desear ese estado de nirvana.
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