Oscura la melodía
se cuela por la celosía
Mientras María José
reconoce la ancestral melancolía
Viene de un pasado anónimo
como Las Mil y Una Noche
De una tristeza
que a su vez desafía a la alegría
Los celos son al amor
lo que el viento al fuego
Los aviva, enciende pasiones
para dejar cenizas
Trece son sus voces
doce de la viola y una del canto
Son tan dulces que parecen
gotas de leche materna
Detrás de la dulzura viene la rabia
contenida por tanto agravio
Nadie sabe y es su índigo misterio
que sin ella no hay alma lusitana
El único pueblo que ha sabido
que el secreto es balancear la pena y el gozo
Sopla por las callejuelas
un viento de sanación para el alma
María José se retira su velo
y su mirada se pierde en lo íntimo
A lo lejos desde el norte de África
un desgarrador grito la despierta
Juan David Porras Santana
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