No es mío, no es mío cuanto escribo. ¿A quién lo debo? Fernando Pessoa
Tomó mi mano y escribió: Mi sangre es ahora tuya poeta Haz lo que tengas que hacer con ella No la dejes en mano del Zodíaco Las estrellas están para orientar a los marinos Los poetas las usan como telón de fondo de una historia, dónde estamos siempre ellas
Con naturalidad me sentí reconfortado La musa que siempre me había turbado Era ella, aquella, esta, sus indicios, su certeza Ellas son el naciente que aguas abajo se crece inundando y haciendo fértiles las estériles sabanas horadadas por nuestras temibles legiones
En ti mujer mi inconsciente se hizo raciocinio Y éste se sumió a tu voluntad, ya tenías mi corazón De allí que tomar mi mano y escribir, te correspondía Es tu magia, tu destino, ser y estar y la mía complacerte
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