En el desierto más rojo
floreció un cactus de flores amarillas
Sobre el cantaba un cardenal
tan rojo como la sangre de un toro
El aire era eléctrico
como los colores de su naturaleza viva
La última mujer del planeta
que sería la primera, allí esperaba
floreció un cactus de flores amarillas
Sobre el cantaba un cardenal
tan rojo como la sangre de un toro
El aire era eléctrico
como los colores de su naturaleza viva
La última mujer del planeta
que sería la primera, allí esperaba
Quería aislarse para sentir,
sin pensar, nunca la habían dejado
Primero púber codiciada, madre,
esposa, amante, nunca mujer a secas
Asombrosamente los milenios
no la habían alcanzado,
nadie la desentrañó
sin pensar, nunca la habían dejado
Primero púber codiciada, madre,
esposa, amante, nunca mujer a secas
Asombrosamente los milenios
no la habían alcanzado,
nadie la desentrañó
En las grandes urbes millones
de mujeres están solas,
esperando ser descubiertas
En los apartamentos contiguos
millones de hombres
nos repetimos como hace miles de años
de mujeres están solas,
esperando ser descubiertas
En los apartamentos contiguos
millones de hombres
nos repetimos como hace miles de años
Será tal vez la manera torcida
que tiene la naturaleza
De preservar a la especie,
evitando que descubramos
Lo que tanto nos inquieta,
de manera de asegurar nuestra persistencia
Como lo hacen los cocodrilos
hace millones de años
que tiene la naturaleza
De preservar a la especie,
evitando que descubramos
Lo que tanto nos inquieta,
de manera de asegurar nuestra persistencia
Como lo hacen los cocodrilos
hace millones de años
Juan David Porras Santana
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