De pronto saltaron todos los goznes
y quedó abierta de par en par
Invitando a llenar su desolación
tan antigua como las tentaciones
de Cristo Redentor
Gemía y no se podía distinguir,
si era una niña abandonada
o la mujer que desaforada
se aferraba a la decadencia,
única forma de dar contenido
al continente que nada colmaba
Ojos hondos,
la larga noche se los tragó
Desconsolada procesión,
que mira sin mirar
Que cuando toca
sientes su gélido corazón
Dice estar tan sola,
no se da cuenta que la soledad
es condición de ser
Que lo suyo es desolación,
la del Gran Masturbador,
del mísero YO
Se repetirá mil veces creyendo
que la obediencia la hará
elegida del Señor
Se dará cuenta cruelmente
que sus carnes penden
de la muleta del ciego
Le extiendo mi mano con temor
a ser devorado por mi propio yo
Me lleva hacia la hoguera
donde la flama desdibuja su rostro
Me dice sin inflexión en la voz:
ya no puedes hacer nada
he sido desterrada
por jugar tanto a la desolación
Juan David Porras Santana
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