Anoche miraba desde tu intensidad las luces diluidas de los idos El contraste era alucinante, al otro lado las luces de la ciudad no dejaban asomarse a las estrellas.
En la tierra desnuda nos besábamos y nuestra incandescente luz se devoraba a la ciudad , al firmamento y a los muertos.
Nos decidimos por descartar los prolegómenos y juegos previos Los heliotropos, las azucenas cuyos aromas reptaban por el suelo, fueron aniquiladas por las secreciones, los humores, las hormonas de nuestros amores
Era una noche que invitaba a invadirte, que sintieras que la penetración brusca a veces persigue solamente la consunción, que las lenguas retorcidas son víboras que en celo quieren ser una y no lo logran, que aferrarme a ti como un naufrago no tiene más sentido que la redención, que morder tus senos me hace licántropo, que las magulladuras en nuestros cuerpos marcan territorio como lo hacen las bestias, que el ardor en nuestros genitales son las fricciones testaduras de las copulaciones
De todo estos no queda rastro en el alma, sólo huellas en los ojos desorbitados y en la bocas sedientas que piden sin recobrar el aliento:
Muy bonito ese fuego fatuo... Juan David Porras Santana...asómate a las estrellas, y si la luz de la ciudad, no te deja, fundelas...y besaros en la tierra desnuda...un abrazo Juan David...
Muy bonito ese fuego fatuo... Juan David Porras Santana...asómate a las estrellas, y si la luz de la ciudad, no te deja, fundelas...y besaros en la tierra desnuda...un abrazo Juan David...
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