Del que esconde un secreto hasta después de la
muerte
Del que se ahoga con su propia saliva
Del que no se envicia por temor a Dios y no por
salvar su vida
Del que inconscientemente permite la injusticia es
peor que su antípoda
De la flor que persigue enmendar un daño causado
Del que piensa que estamos en el ocaso de Occidente
y constatamos como Oriente es un occidente
repotenciado
Del que a cada paso mide las consecuencias y es un
estratega
Del que se rasga vestiduras
y asume banderas frente al error y el horror de los
actos humanos
De las religiones y sus falsos profetas que exprimen
a los desesperanzados
De cualquier ética que impida la libertad de escoger
entre el bien y el mal
Del que daña a consciencia al otro.
Del que actúa y sin prever su consecuencia, causa
daño y no se disculpa
Del que cree que el fin justifica los medios. Allí
comienza la debacle moral
De ti mi amor porque me has dejado la difícil tarea
de juzgar para escoger
En muchas
de ellas confieso haber estado y reincidido, sigo intentando
actuar para enmendar en consecuencia .
Juan David Porras Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario