Quisiera ver una vez más en tu
rostro reflejadas las aguas ferrosas del Guainía. Ser el espectador de la
transformación que sufre tu alma cuando la curiara penetra aguas arriba hacia
las cabeceras y la selva se hace tan densa , tan inextricable que sólo tu ojo
experto puede distinguir los diminutos monos araña y me los señalas con la
euforia de saber que estas latitudes siguen impolutas , son inmaculadas .
En la medida que avanzamos te
despojas de capas de piel que impiden entrar en contacto con la reina natura,
pareces una serpiente que muda porque crece,
así se agiganta tu sensible espíritu.
Lo inexplicable se hace accesible
a nuestras mentes que se han deslastrados de juicios y prejuicios sobre la naturaleza,
esencia, origen, destino de este extraño fenómeno dónde las aguas en vez de
descender hacia el gran Amazonas, intempestivamente cruzan hacia el norte para
junto los ríos llaneros hacer el gran Orinoco. Aguas azabaches hacen el amor
con agua de arena .
Dejamos la curiara y comenzamos
el ascenso hacia las cabeceras de nuestro gran río que divide a mi patria en
dos mitades tan distintas.
Al sur, las tierras más antiguas del planeta, con
sus testigos vivientes los Tepuyes, El Mundo Perdido de Sir Arthur Conan Doyle , si bien es cierto los dinosaurios
ya extintos , no los hallarás , encontrarás una fauna y vegetación que por
efectos del endemismo es única en el planeta .
Al norte la
otra mitad te llevara desde el mar de tierra , la llanura infinita que en sus
morichales te sorprenderá con garceros blancos y rubí hasta superar los 5.000 metros de
altitud de las nieves perennes andinas para luego lanzarte a la costa más
extensa en el mar caribe con playas , arrecifes , bahías y caletas casi vírgenes
repleta de vida marina , relicto del último espacio vivo de este mar interior .
Siento nostalgia del asombro de Barba Negra,
recalando en el arco de las Antillas menores, asombrado de su exuberancia al
punto que el pirata solía decir: todo nuestro botín robado de alhajas, joyas ,
perlas palidece frente al verde esmeralda más profundo de le Sofriere . Hoy lo
he constatado que poco queda de aquello, la única y entera Tierra de Gracias del Caribe es Venezuela.
Al entrar por caño Grande del Delta del Orinoco,
no sólo, no sabes si estás en el mar o en el río, los verdes se suceden en
policromías que muestran las guacamayas tricolores y sus colores primarios,
aquel tucán con 7 colores en el pico. La luz blanca que se descompone como en
un prisma, en cada espacio. Venezuela Tierra de Gracia, cada metro cuadrado es
el secreto mejor guardado para la humanidad.
No puede ser que nuestros hermanos del
mundo se pierdan el gran milagro por
temor a venir aquí por que pueden ser víctimas de ser asaltados o asesinados o por
desconocimiento – falta de promoción –
Nos conocen por el Miss Universo , si
es verdad tenemos mujeres bellas , pero es tan íntimo mi país que tal vez la
más bella esté en un pueblito olvidado del llano sentada en una ventana
balaustrada con un largo cabello lacio tan negros como sus ojos , a esa mujer
una tarde me voltee y la vi, es mi mujer .
Juan David Porras Santana
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