Con el placer con que el perro desentierra su hueso
entro en tus raíces más oscuras
escondidas en tus blancas carnes
Allí se hace tierra mi ideal de ti, mujer incendiaria
Los acantilados dejan caer en picadas las grandes aves
que se abalanzan sobre los cardúmenes
los engullen con placer de abundancia
Allí tu sopa en la medida que la sorbo se hace más espesa
Para llegar a tu indómito corazón soy el esforzado salmón
que aguas arriba supero las barreras
para cumplir con la muerte y la procreación
Allí extenuada te entregas a la más barroca de las danzas
Lamento en el naciente, nos repetiremos hasta la muerte
Chapotean las colas estertóreas
Silban los vientos gélidos del norte
Amada llegar aquí desde la más vibrante vida es
desembocar en el más amplio delta
Juan David Porras Santana
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