El gran cachalote blanco traga un calamar gigante a 1.000
metros de profundidad. Nadie lo ha visto, simplemente lo sabemos. Calamares en
su tinta genial plato, ambrosía de los mortales
Saltos dialecticos ¿es acaso una forma de alcanzar la
euforia? Los que pertenecemos a esa casta despreciada de los maniacos
depresivos por el Dr. Lecter, por ser la presentación más básica de las neurosis. Simplemente encendemos y apagamos el cerebro
por falta de serotonina. Somos una película en blanco y negro y a veces en 4 D .
Angustia, vi morir una venado matacán de ansiedad en 15
minutos. La bala que él sabía lo iba a
matar nunca se disparó, presagiarla fue suficiente para matarlo.
Descender a pulmón libre 133 metros y transformarse en azul
zafiro para no regresar. El exquisito sabor hondo de las langosta de
profundidad del chef Jean Luc en playa el Yaque – Margarita . Regurgitaron durante horas como los
emperadores romanos, una pareja de franceses al probar el manjar de Jean Luc,
para seguir y seguir comiendo los adictivos crustáceos. Jean Luc en la mañana
mientras cortaba las olas en su tabla de windsurf, reía mientras los recordaba.
Ulises el primo de Fernando se cogió una burra en los cerros
de San Juan. La burra no sentía la diferencia con el burro, porque Ulises tenía una verga del tamaño de
una linterna Eveready de 8 pilas. El
sexo de la adolescencia rural, llega de manera brutal.
Moby Dick odiaba el
sabor de la carne humana
Por eso como nosotros comía calamares en su tinta
Mi cerebro sin serotonina nunca se apaga
Pienso que cobró vida propia y es independiente
no como yo que soy un zángano creador de teorías
Por eso mi cerebro vive angustiado pero no me muero
porque mi cuerpo permanece en animación suspendida
El azul profundo y las rojas langostas
son una razón para vivir y si tienes
que regurgitar es que no llegaste al culmen
No esperemos que muera la animalidad
Domemos al Macho cabrío con brujas
del nuevo Halloween , están bien buenas
Juan David Porras Santana
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