30 nov 2015

NO SE ADMITEN MÁS JUSTIFICACIONES ROMÁNTICAS






A Vera Lucía

Mis inquietudes son las tuyas. Tu corazón como el mío tiene un compás barroco que no admite sobresaltos. Por eso nos sentimos plenamente interpretados por J.S Bach.

El pánico no es tan ajeno  que nos permite deambular por el Sahara a pleno mediodía y sentir que la resolana es sombra de oasis que alivia el existir.

Las fauces del gran huracán nos devoran, flotamos en el ojo del embudo y el cielo es de un azul tan estratosférico que nos sentimos viendo la vida desde las entrañas  hasta  allá afuera.

Nos invade el deseo por un instante de dejarme llevar por los sucesos sin participar en ellos. Que nuestra insignificante  autoría le demuestre a los incrédulos, lo multifactorial y el valor de lo infinitesimal en la historia.

Sé que por eso tú y yo somos transfinitos por ello podemos juntar ganas, diferencias, placeres, inquietudes y elevarlas a una potencia  que nos permita comprender que en las variables independientes está el ahora.

Del mañana solo queremos el paso que estamos dando en este justo momento que puede detonar una mina o acercarnos lo suficiente para estrechar la curva de un abrazo.

Ambos somos rememorativos, nos gusta regodearnos en el pasado preñado de fantasmas. Lo que fue, y lo que pudo haber sido, éste último un ejercicio de banalidad, inconducente como la franelilla mojada en la frente del  que el tétano se lo está comiendo.

Imperiosas muestras de fortaleza, cuando nuestras legiones salen en búsqueda  del cardenalito que en la espina más punzante de una inmensa guasábara descansa. Somos los últimos contemplativos que el universo admitirá. Cualquier pérdida adicional sería inadmisible sobre todo cuando su justificación es el romanticismo.


Juan  David Porras Santana 

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