No
existes destino, te fantaseamos para como siempre tener un chivo expiatorio,
como si la culpa fuese en sí misma nuestra domicilio permanente. Sí, la culpa que no es más que obtener por
la vía rápida una razón para ser.
No
te confundas con las primeras palabras, mi intención por el contrario es
compartir contigo un hallazgo. Todas las
religiones y creencias se basan en tu predisposición a “pecar” así que cuando
te bautizan en la fe cristiana, o por
filiación se es musulmán o judío , te endosan una carga, un pecado prístino y
original; desde ese momento vivirás en el pecado, tendrás que redimirte a través
de acciones y penitencias . No está mal como fórmula para establecer un orden que
permita la convivencia, ya que nos iguala y la mayoría de las normas
establecidas buscan mantener el orden y la disciplina social.
Hubo
momentos en la historia del hombre que por falta de estas normas o el
incumplimiento de las mismas, pueblos y civilizaciones desaparecieron.
El
secreto de los cultos, de las adoraciones, de la sumisión que ejercen toda
forma de enajenación está en la manipulación de ese estado de indeterminación
que vivimos desde que nacemos y que dependiendo su gradación va desde la
inquietud hasta patologías incurables como las neurosis más terribles . Somos
ansiosos porque no sabemos a qué vinimos. Algunos se satisfacen al desarrollar
sus capacidades al máximo. Resulta que
ese es un atajo que veces requiere de un gran esfuerzo y te satura de tal
manera que en apariencia la ansiedad desaparece. El individuo se siente
realizado.
He
dicho en muchas oportunidades – tal vez demasiadas- que vivo en estado de
alerta permanente como se debe sentir un ciudadano en París hoy. La diferencia
es que el por los menos el conoce la causa de su angustia. El ansioso no.
En
ella se asientan la mayoría de las neurosis. Es el gran mal de la historia que
se va acentuando con las formas de vida contemporáneas.
Ni
la psicología, ni las filosofías orientales – contemplativas en su mayoría- ,
la inteligencia emocional han logrado dar con la cura a este mal que aun cuando
connatural y necesario para tener una respuesta rápida y adecuada a las
exigencias de las circunstancia , se convierte en un boomerang de consecuencias
inesperadas .
Lo
primero que hay que entender es que no vinimos al mundo para cumplir una tarea
predestinada. Que lo más que podemos hacer es desarrollar nuestras capacidades
y podemos darnos el lujo de descartarlo o asumirlo, si lo consideramos o no, atractivo y
deseables
No
hay jueces, ni dioses que estén por encima de nuestra consciencia y de las
decisiones que tomamos. Es nuestro único gran poder.
Somos
tan desvalidos que por no ejercerlo- el gran poder- cualquier individuo o colectivo puede ser
cautivado o hipnotizado para doblegar su voluntad y convertir lo que considera
atroz en reivindicable. Los Nazis, Isis, Los hijos de Satán………el novio, la
novia , el grupo del barrio ………. Bla bla
Que
el poder máximo es tener consciencia – única en el universo hasta que me
demuestren lo contrario- tendremos que librar muchas batallas para estar a la
altura de ella. La buena noticia es
que estamos en la senda correcta.
Juan
David Porras Santana
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