Descender en las aguas turmalinas de Sicilia
Ascender sin prisa desde los 120 metros a pulmón
supera cualquier acto de fe o de magia
Para transformar a quien lo hace en hechizo de la mar
Asombro de ballenas, tortugas, e inteligentes pulpos
Enzo rompía cada mañana ese espejo de agua
para ir al encuentro de su dimensión originaria
Sólo lo comprendían los delfines, que como él
venían de un mundo atlante perdido en los cofines
Testimonio fiel de una vida acuática, su vida en tierra
era la de un anfibio , más pez que reptil , carne de aguas
Inmenso como los cetáceos, esquivo como los congrios
penetraba las hendijas ciegas de los olvidados pecios
y sus manos regresaban cargadas de rubíes y esmeraldas
Cagliostro necesitaba deslindar el mito de la ciencia
y Enzo se prestó para llevarlo hasta el azul profundo
olvidando que el mago era telúrico, ya en el fondo
Cagliostro contempló con asombro y mientras moría
enunciaba su teoría de las esencias
su cuerpo irreconocible ,
se había convertido en un escanciado reloj de arena
Juan David Porras Santana
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