Quien lo mira lo ve por vez primera,
siempre. Con el asombro que las cosas
elementales dejan, las hermosas
tardes, la luna, el fuego de una hoguera.
Del poema El mar de Jorge Luis Borges
Donde todo era silencio
se infiltra un rumor
Donde todo era posible
se presiente un desenlace
Donde solo era yo,
una entidad dispone por mí
No necesito memoria
son las playas a donde arribamos
cuando te abandonamos mar
De las que hoy quiero marcharme
nadando hacia el horizonte
Siempre me recibes
¡Oh mar con una furia que develo!
Tonifica mi ansiedad e inundas
mis esclerotizadas arterias
Se tiñe con mi sangre tu zafiro
que esconde afilados corales
Aquel jardín cromático invita
a escudriñar sus profundas oquedades
En busca de lo que se esconde,
de lo nunca será revelado
Descender por el talud
hacia el abismo es una ofrenda a lo azul
Por fin el color puede ser penetrado
de lo abstracto a la materia
Todo en ti gravita, mi pesado cuerpo,
mi incolora alma se hace luminiscente
La luz deja de ser total
para irse degradando
hasta la absoluta oscuridad
Y me demuestra que existe
plenitud en esa soledad abisal
Juan David Porras Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario