Cuando nací había perdido la guerra
sin librar ni una sola batalla
Me incorporé del descampado más agreste
y siempre fui cuarto menguante
jamás una roja luna llena
Lánguido mi ser hacía
que mi yo se irguiera
para defender
causas pérdidas y pendejeras
El fardo que llevaba a cuestas
era tan pesado
y cuando lo abría
no contenía sino la nada originria
Rupestre fueron mis primeros trazos
Descubrí los ocres antes que los primarios
Las notas graves resonaron
como un bajo continuado
Solo era alegre en la intimidad más sola
y para hacer reír
Descubrí en Roma
que podía sobrellevar mi condena
Quién sabe si cuando miré su cielo
y la belleza de la mujer
Descubrí que la piel y el azul luminoso
me incitaban a levantarme
Como lo hizo Lázaro
al llamado de Cristo: levántate y anda
He andado tanto,
a tracción y desde mi imaginación
que confundo el tiempo y el espacio ,
se transponen
al punto que jamás podré hacer,
el conócete a ti mismo
mucho menos dar amor
porque éste siempre fue opaco en mí
Lo sustituyo con caballerosidad y generosidad
para no pecar de anacoreta
y para que me dejen en paz
No sé si pertenezco a alguna estirpe
o tal vez algún rebaño
Los melancólicos
no nos llevamos bien con los otros,
así que nunca lo sabré
Hoy al leerme pensarán,
él está triste, deprimido y no es verdad
En mi mundo los cambios son cataclismos,
desiderátum de mí no ser
Juan David Porras Santana
No hay comentarios:
Publicar un comentario