En el infierno no hay animales,
nada los condena a arder allí indefinidamente
Al menos de ésta tortura los salva su inocencia
El Añalejo
El asombro de mis tías era mi inocente melancolía
Sigue fluyendo en mi sangre
las procesiones de la Semana Mayor
Aquella iglesia de inmensos santos que con púrpura
incentivaban mi desmedida imaginación
Poseído por Asmodeo
tempranamente deseé a la mujer
Pero con tanta inocencia
que no distinguía el bien del mal
Era todavía un beatillo
cuando fuí violado por una ondina
Huí pero al día siguiente
el violador fuí yo, mi inocencia
dejó paso a una furia de titanes
mi yo decía, perdóname Dios
y mi ser, me das miedo Lucifer
Cuánta inocencia en un niño adolescente
que tenía que por vez primera decidir
entre el placer y la moral
decidí como la mayoría por la doble moral
lo obscuro conmigo, la luz para mis próximos y ajenos
Cuántos caminos andados, unos desenfrenados
otros como Salvatore en El Nombre de la Rosa
De allí que me uniera un milenio después de su extinción
a las cruzadas de la Rosa y el Dragón
porque así soy, un poeta de la Rosa
y una espada insaciable, ambos en la búsqueda
del eterno femenino y la gran ramera de Babel
Los únicos seres que me conocen son las mujeres
Que con el don de los buenos psiquiatras
pueden paladear la esquizofrenia
a las primeras de cambio con el paciente
Ellas saben que en la parte emergida
del iceberg una rosa las espera
sumergido y letal un gigante inocente las pervertirá
Si aun así ,conmigo decides andar
sumerge antes tu cabeza
y verás que debajo
de la rosa que te ofrezco
sus espinas no dejan de crecer
Juan David Porras Santana
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