A Lu
¡Ay los vicios humanos! Son ellos los que contienen
la prueba de nuestro amor por el infinito.
Charles Baudelaire
El poder de la primera tentación
Te demuestra que eres un ser vivo
tu corazón late sin medida
sientes el calor de una fiebre bienvenida
la compulsión a la repetición inagotable
has entrado en el Reino de Lu, estás perdido
Cuantas veces me he perdido
y no quiero que me encuentren
respiro la humedad de lo prohibido
escucho la fricción de nuestros
sexos lubricados por el sudor
y el néctar que emana de tu flor carnívora
para que este pájaro sediento sea devorado
La moral me impone poner fin a la dicha
pero empiezo a desear la mujer de mi prójimo
y a sentir el placer de probar otra fruta prohibida
El Reino de Lu no tiene fronteras, es translimito
Solo ella puede reinar porque su mente no se oculta
Quiero que veas en el fondo de sus ojos
Como inquieto el placer se ensancha
como una vagina que espera ser poseída
que los nervios oculares reflejan escenas eróticas
sobre sus retinas que a su vez son los claros de agua
donde tus pupilas dilatadas brillan en su noche
Si ese mundo es inmoral yo quiero estar
De él me quiero aprovechar
porque sé que no quiero saciar mi sed
no es una necesidad, es la fuente
de un deseo que crece para hacerse inmortal
Juan David Porras Santana
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