A Lilia Díaz
En el instante que no siento,
la Tierra ya no gira para mí
El Añalejo
Revelación eres el instante donde nace el porvenir
No sé de tantas revelaciones cuál escoger
La que como un resplandor ciega nuestra vista
Y con mano férrea sostiene por ese instante el corazón
A partir de allí tramamos cada escena de una novela
Con el cuidado de nunca anular el primer capítulo
Porque sin él, nuestra historia no comprobaría
Que nuestra dulce conjetura tuviese un final feliz
Qué equivocados estamos cuando la felicidad
está en la trama, los finales felices son sumisiones
Que nuestro YO dictamina
para que como Pilatos nos lavemos las manos
mientras en la fuente de agua que lo hacemos
se refleja nuestro verdadero ser
Nuestra historia debe comenzar
por el momento más confuso,
aquel donde perdidos
No éramos protagonistas
sino observadores de un mundo
Ajeno, incomprensible, sin sentido
Y que con nuestras decisiones fuimos cambiando
Desde el sentir hasta el razonar
Para que Tierra siguiera rotando sobre su eje
Pivote que en el verdadero final, terminar siendo tú,
y las circunstancias que tejieron tu existir
Juan David Porras Santana
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