A Marisol Vieira
Osario calcinado de lo que pudo
abre el azul que se licúa en el verde
Nada se mueve,
es un instante en el cosmos
Lo inquietante subyace frente a frente
Los furores emergen de los cuerpos
que inclementes desafían
las feroces rompientes a occidente
No saben si darán el paso que los estreche
Sienten lo que vivieron en la angosta boca
dónde los corales eran hirientes
y las corrientes divergentes a sotavento
y el viento hizo maniobrar
con la tozudez puntillosa de barlovento
Hermosa, vivió el inquietante momento
Airoso el clíper traza sobre la pulcra bahía
Sudorosos los cuerpos se saben guarecidos
Están dentro de la ensenada pero idos
Cada uno prefigura lo que acontecerá
cuando se escuche la música de las palmeras
tan reposada en contraste
con la rugiente sangre
que corre por sus venas
Juan David Porras Santana
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