Los secretos de la marea
Los guarda la arena
Octavio Paz
Nunca sacio, eso es animal
Me hicieron espíritu para abusar
Lo que me hace un ser voraz
Engulló no da tiempo de masticar
menos paladear ridículo gourmet
El coyote cojo me llaman Rasputín
Nunca me pidas
que te haga el amor
La Zarina siempre lista
abría sus piernas como un compás
El venablo inclemente la hacía retorcerse
Qué triste la sangre licuada
que mana de sus entrañas
Con soberbia lo sacaba y la volvía a clavar
Tocaban su puerta mi ira los pulverizaba
Cuando ella quería más, avara
La pereza me descolgaba como una liana
Cuanta envidia en mi torpeza para bailar
Regurgitaban los aduladores
Al verme devorar como un oso
Los manjares de lo Pantagruélico
Así alguna vez fuimos
Santo Tomás y miles de culturas
nos domesticaron para un fin mayor
Dejar de ser animal para señorialmente
ser la víbora que te emponzoña por detrás
Extraña paradoja dejo de ser animal
para ser el más cruel asesino serial
Juan David Porras Santana
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