8 mar 2015

EL CLAVADISTA




Soné que era impotente y como si a Medusa hubiese visto, así quedé. Al principio no me importó porque sobre mis hombros pesaban los testimonios del gran amante. El que por feo dejaba tatuadas con tracción a sangre a sus mujeres como si fueran el rebaño de un solo dueño.
Algunas no querían morir sin haber probado de mí, aunque fuese solamente una vez más. Alguna, se horrorizaba solo con oír mentar mi nombre, era el homicida de su estirpe.
Cuando ya daba todo por perdido apareciste tú y tú y tantas tú que ya no era yo sino ellas Obviamente me volví a perder por repetición ególatra y desdibujamiento total del género
Escuchaba los gimoteos de mujeres que hablaban horrores de sus malos amores, malas camas, y a los hombre de sus hazañas apolíneas. Era un mar de confusiones que contaminaba mí ya menguada “virilidad”
Fui a ver al Psiquiatra que además de tratarme mi trastorno bipolar, llevaba el control de las consecuencias que la diabetes podía producir en mi sistema nervioso y la posibilidad de una disfunción eréctil. Indicándome unas dosis moderadas diarias de unas de estas milagrosas pastillas que se usan ahora, recobraría la tonicidad de mi pene péndulo y flácido. (Mis fans como verán, soy una maravilla de hombre, como dice mi amigo Fernando Millán, lo que me falta es ropa y cuido)
Al poco tiempo lo volví a visitar y le conté que la experiencia aunque no había sido con ninguna fémina, sentía que al masturbarme estaba jugando con plastilina, se río y me dijo: amigo el sexo está sobrevalorado , has escuchado hablar del sexo tántrico y le dije , algo , a lo cual me contestó pues es una maravilla, la mujer funciona distinto que nosotros , es auditiva , le da placer las palabras amorosas , sensuales y eróticas . Ama las caricias y en último término eres diabético pero no mudo, usa tu lengua ya sabes como.
Salí entusiasmado de la consulta, sabía hablar y lo de la lengua en el clítoris era el coctel de camarones que usaba siempre de preludio en mis cuitas, era cuestión de llevarlo al menú completo . Estaba cancelando la consulta con tarjeta de crédito- ya imaginaran lo que cuesta – y el proceso de tecnología de punta a la venezolana demoraba la operación, en el ínterin pasó otro paciente que por lo que se podía escuchar, sufría de un padecimiento contrario al mío, era insaciable y tenía priapismo. El doctor también se río y le dijo: pero si eso es una bendición Benjamín, acabo de ver a otro paciente y el muy pendejo se tragó lo del sexo tántrico y toda la filosofía Taoísta, no hombre a la mujer sino le das duro se va con otro, así que quédate tranquilo para que no se irrite usa esta pomada de Lubridex, haz baños de agua caliente y a tirar que el mundo se va a acabar.
De vuelta a casa me invadió la desazón. Ni siquiera me sentía derrotado sino desconcertado- Me dije: tengo 59 años será que es hora de colgar los guantes. Que hago, ahora que asombrosamente en el crepúsculo de mi existencia, las mujeres me ven atractivo – será la migración de nuestro genero hacia otras latitudes lo que hace escasear a los hombres- pero como me podía llamar hombre si me colgaba como una liana el pene.
Hasta ahora hacía eco de que la vida era un melodrama, nunca pensé cuan acertada la definición.
Es más, lo trágico cómico de la existencia está en que la asumimos con tanta seriedad, cuando la pauta que nos da es libre, bajo ciertas condiciones, como en música cuando el compositor indica ad libitum
El intérprete tiene libertad de ejecución pero si hace una chapucería se sentirá que le quiso robar la autoría al compositor- ni soñándolo- pero dañó la ejecución de la obra. Y el director si es una orquesta dirá: da capo, de vuelta al comienzo.
Así es la vida, libertad bajo la dependencia, sino estamos perdidos. Cuántos talentos, vidas, se pierden diariamente por la no comprensión de esto, muchísimos más de lo que imaginan
A estas alturas me dirán y que tiene que ver el culo con las pestañas. La impotencia, el problema de la sexualidad femenina y masculina, dónde queda en toda esta perorata que nos espetó
Esta tarde una fotografía de una amiga mexicana sentada en el malecón frente al mar, me lo revelo todo. – De allí la fotografía que uso como ilustración-
Siempre pensé que mar y mujer en mi cosmogonía eran una sola forma –contenido- propósito. Nunca la había podido visualizar hasta esta tarde.
Me regreso la mencionada fotografía, a mi primera juventud dónde mi amor era la mar y una mujer con ella consustanciada. Navegábamos, buceábamos, nos amábamos en la mar . -la llamábamos en femenino porque estábamos dentro de ella-.
Mi amada siguió su vida, y yo olvidé a ese joven intrépido, audaz, seguro de sí mismo que la quería complacer a toda costa, proteger y eternizar.
Hoy me vi en esa fotografía, cuando la mar serena, la tarde de saudade nos llamaban a hacer el amor sin ningún otro propósito, ni para demostrar nada que no fuera amor y mar.
No sé si la Liana volverá a ser una hirsuta rama , sólo lo sabré la tarde que recobre el sosiego del alma que reposa en esa fotografía que hoy me paró por un minuto ........ la respiración
Juan David Porras Santana

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