Inclinado en las tardes tiro mis
tristes redes
a tus ojos oceánicos.
a tus ojos oceánicos.
Allí se estira y arde en la más alta
hoguera
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago
mi soledad que da vueltas los brazos como un náufrago
Hago
rojas señales sobre tus ojos ausentes
que olean como el mar a la orilla de un faro.
Sólo
guardas tinieblas, hembra distante y mía,
de tu mirada emerge a veces la costa del espanto.
Inclinado
en las tardes echo mis tristes redes
a ese mar que sacude tus ojos oceánicos.
Los
pájaros nocturnos picotean las primeras estrellas
que centellean como mi alma cuando te amo.
Galopa
la noche en su yegua sombría
desparramando espigas azules sobre el campo. |
Pablo Neruda,
poema n° 7
En estos días donde he alcanzado, Dios
mediante, mi curación y hemos logrado un triunfo en mi país para comenzar a
producir un cambio en lo político, económico
y social.
Les confieso que me he sentido un náufrago, aun cuando he mantenido y
ampliado mi producción generosamente llamémosla “literaria”, cierta desazón se
apoderó de mi corazón.
Estamos de vacaciones colectivas en la empresa y si bien
es cierto que he salido unas cuantas veces–no muchas a lo que dirá la gerente
de Administración: ¡gracias a Dios!- a tomarme unos tragos y a encontrarme con
la noche y su más bello felino :la mujer; la mayor parte del tiempo he estado
encerrado en mi cuarto, divagando, a veces leyendo y escribiendo. Me he
recluido como un monje Cartujo, no orando sino masturbándome- pienso que ellos,
hombres y muy humanos, lo hacen también -
Y si
bien es cierto que no estoy en mis mejores condiciones físicas y anímicas: se
me cayó en buena parte mi cabellera- quimioterapia- no tengo sensibilidad en
los dedos de las manos, me cuesta conseguir una erección satisfactoria y me
siento cansado y abatido. Las veces que he salido he abordado a alguna dama,
sin mucho éxito y la verdad sea dicha, sin muchas ganas. Pues me he conformado
con masturbarme de cuando en cuando y en pensar – creo que desvariar sería más
honesto- y mi contención asombrosamente es el oficio de escribir, casi a
diario.
Les relato esto con ocasión de que me vino a
la mente, LOS VEINTE POEMAS DE AMOR Y UNA CANCIÓN DESESPERADA del príncipe de
poetas Don Pablo Neruda – en mi juventud y por mucho tiempo, me los sabía todos
de memoria - con esta cara no me quedaba
otra, eran indispensables para tener éxito en mis conquistas, eran mis finas
herramientas de trabajo para mis cuitas. Recordé hoy, en particular el n° 7 y se me
aguaron los ojos – nunca o casi nunca lloro- me sentí tan identificado en mi
estado emocional y sentimental que quise compartirlo con ustedes mis amigas y
amigos virtuales pero tan reales como Sancho Panza para resolver los problemas
del día a día .
Recuerdo un pasaje del Quijote dónde luego de cabalgar todo el día,
Sancho se recuesta en la orilla del camino y Don Quijote le ve callado y como
ido y le pregunta Sancho ¿Metafísico estáis? , y este le responde no maestro,
es que hambre tengo . Dios los bendiga
Su amigo
Juan David
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