2 ago 2015

EL CULMEN DE LA OTRA MUERTE






Para ver un mundo en un grano de arena
y un paraíso en una flor silvestre,
sostén el infinito en la palma de la mano
y la eternidad en una hora.
William Blake



Decido por ti meretriz
de labios rojamente obscenos
El tinte negro corre por tu cerviz
y recorre la ancha espalda
En su jaula el canario trina con ardor
Es lo único que te desconecta del inframundo

Hiede a cotidianidad del antiguo oficio
Cuando huía de tu risa burlesca
las escaleras del Volta se hicieron planas
Había visto con horror las carnes de la mía
De pronto el universo se hizo explicito
Y comprendí a Calígula y sus putos senadores
A los saltimbanquis, arlequines y bufones

Mi vida que había sido natural se hizo esquizofrénica
Es como una mancha de sangre  en la sábana blanca
Me movía entre el pudor y las raíces oscuras del vientre
Cruda la existencia, abandonaba el capullo de madre

Hoy que equidista la vida de la muerte, me emociono
de saber que descubrí de manera virulenta la otra muerte
La de los cascos sobre el empedrado de  Cartagena de Indias
No es magia por el contrario son las torturas del Santo Oficio
Oh celestina de aquellas mis memorias, lunar oscuro en la mejilla
Silvana en Roma retozando con los niños, retoñado papo de la reina
Cobija que mi hermano me dispensa, miedo ancestral encojonado

Mi lector todo está en blanco y negro no hay sublimación
Soy el primero que vivió con un corazón prestado
Hoy he vuelto a mi antiguo ventrículo y maté al ventrílocuo
Por eso te canto con alegría de enajenado, todo lo vivido
te lo ofrezco , eso sí  no te apresures al abrir este regalo

Juan David Porras Santana











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