A Alejandra Lisko
Todo el que disfruta cree
que lo que importa del árbol es el fruto,
cuando en realidad es la semilla.
He aquí la diferencia entre los que creen
y los que disfrutan.
Friedrich Wilhelm Nietzsche
Hoy arranqué la belleza de raíz y me di cuenta del poder con que se aferra a la vida. Entendí que sin la belleza no habría vida. Necesitamos ser provocados permanentemente por la belleza para que la existencia sea un jardín de placeres. Pareciera que enunció el hedonismo más puro, cuando por el contrario la belleza a la que me refiero, en su realidad no es inmanente, es trascendente, entra por mis sentidos pero la esculpe mi espíritu y la convierte en una “arcilla” dúctil en las manos de los valores, de la estética, en intuiciones puras y asombrosamente rescata lo que creía abandonado,” superado” el instinto.
Me gusta la noche y sus rostros, tiene la capacidad de sorprenderme, de alterar mi condición preexistente y hacerme partícipe de una realidad que subyace en la conducta de sus actores y que irrumpe de manera sibilina en la experiencia vital para sumarse como un elemento precioso al Jardín de los placeres.
El día define con su luz a sus actores, son opuestos al elenco nocturno. Me apremia, me inquiere y la belleza de su esencia radica en el fenómeno, lo que proteicamente produce en mí la inquietud de lo que está detrás de la apariencia, lo que tiene que ser tamizado más allá de los sentidos. También indefectiblemente me transporta al Jardín de los placeres.
Noche y día laberinto de caminos alternativos
Placeres que hacen de mi sangre viscosa
una red perpleja ante la fuga permanente
del ser que ante la predisposición del yo
hace prevalecer su dominio , todo su poder
Canibalismo hacendoso, entidades polimorfas
Divinidad en las grupas entre las que florece
Debilidad en las mucosas que ablandan las carnes
Belleza a veces maltrecha por los pornógrafos
que necesitan del instante procaz para respirar
Apenas giro allí estás plena, irresistible, contumaz
Eres la piel del guepardo, el zarpazo, el beso tangencial
El deseo que se dilata entre las pupilas y el escarlata
Mujer te ruego no me nombres porque me extinguiré
Juan David Porras Santana
Cuidate cuidae
ResponderEliminarQue tus éxitos sigan mamifestamdoce
ResponderEliminar