A María Nuñez Gomez
Nueve meses de invierno y tres de infierno
Hicieron de ella un eslabón entre la tierra y el mar
La luz blanca de sus cabellos tejía su lar
donde avivaba el fuego de la cotidianidad
Así se hizo mujer de ensueños y dura realidad
Postergaba su partida hacia las islas y ultramar
Sueños moriscos resonaban al besarla largamente
Era el arcángel plateado de piel tendida para amar
Partió, nadie la escuchó y un vacío en el terruño
hizo de anunciación de la nueva era de la mar
Isla , paladeo varias veces el placer de nombrarla
El Trópico de Cáncer le hizo sentir pasión que quema
Los Alisios la hacían sentir vehementemente marina
Su color del nácar pasó al bronce de aquella latitud
Las ráfagas de salitre en sus huesos anidaron
para hacer de ella la Valquiria que arrulla la mar
Juan David Porras Santana
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