Liturgia de los mil vientos en las arenas del desierto
Mientras en nuestro beso sentimos
desmoronarse un iceberg
Hiperbólicas imágenes que nos empobrecen
cuando allá en el muladar tientas la vida en rosa
Cuanta zanganería la del lobo desplumando gallinas
La pesadilla constante en los cuentos tenebrosos
de esos cuervos, los hermanos Grimm
No quiero para tus pequeños tanta transfiguración
Quiero que reconozcan dentro de todas las rocas, el gneis
Que en la profundidad del bosque
puedan distinguir el canto alegre del arrendajo
como lo hice yo , al punto que amarillo y negro
son en mi mente un acorde de si bemol mayor
Me dicen que no sé ser niño porque no tuve hijos
Pienso que por el contrario
por no tenerlos, este vejete es más niño
Jamás seré padre, abuelo, un representante
Los veo y no siento distancias, simplemente estados
Como cuando el agua de liquida se hace hielo
Decía de niño que cuando fuese grande
no me iba a casar ni a tener hijos
vi lo que otros no ven ,
la trascendencia está en el hacer
y en saber cuándo procrear puede ser letal
cuándo unir tu vida a otra vida es perder
porque nací así y lo asumí
Anclado en esa bahía, desde el barco
Miro con el catalejo, allá en la playa
A las hermosas madres y sus rozagantes bebés
Juan David Porras Santana
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