21 jul 2014

CONVERGENCIA




Oblicuas miradas no se cruzan
Manos tímidas tientan
a ciegas pero certeras
Bailamos al son de insensatez,
sólo con Jobim al piano
Desprendemos el olor
que reina en las tórridas orgías
Hirsuta tu piel manifiesta
el inquieto placer de la incertidumbre
como el tierno y deleitable venado
que ya por un jaguar será devorado

Así debe ser la muerte
en el mundo del instinto
que se conjuga siempre en presente
Dónde no existe el error
porque tal opción está en pasado
Sí, esa que quisiéramos tener
para desbandarnos en el primer beso
Pero aun sin tenerla ocurre el milagro
y en caída libre nos besamos
para sorpresa estábamos muertos y resucitamos
en un juego que reconcilia a la vida con la muerte

No quiero que pierdas de vista
mis labios rojos, sangrantes e hinchados
Seguro de que producirán en ti
un beso en arco que trascenderá lo esperado
No ceses, por favor ahora que el abrazo
es una boa constrictora y el calor su vaho
Los órganos están comunicándose
en un lenguaje que más que corporal es primario
Un mundo cerrado dónde ellos entienden lo  sensorial
por encima de nuestros torpes amagues y disquisiciones

De pronto cesa la música
con un acorde disonante pero mordaz
No, nos podemos separar,
como dos perros enganchados
Encienden las luces y quedamos descubiertos
Caminamos juntos muy pegados
hacia dos Martini muy secos
Mientras la humedad de nuestros cuerpos
evidencia que se aproxima el Diluvio Universal

Juan David Porras Santana





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