“Me duele una mujer en todo el cuerpo”.
Jorge Luis Borges.
Nos hiciste mutilados y no dijiste nada
Extraños saltábamos por las cúpulas
Deformes pero tan engreídos
por ceder una costilla para ella
Qué extraña manera
de ver tu obra maestra
Quisiste
que la concluyéramos nosotros
En una búsqueda frenética
por calmar el dolor
Dolor que no termina nunca,
así asegurabas
nuestro instinto de cazadores
para agrandar el rebaño
de tus seguidoras almas
Es un acto de total soberbia
no te bastaron dos
Sino rediles de fieles
que desesperados cabeza gacha
recibiéramos tu perdón
Como a Víctor Frankenstein
Tus monstruos se revelaron
Y convirtieron su dolor
En placer por la mujer
Una creación que desató
La consciencia que detuvo
al universo y lo hizo
un actor más
Te sentamos en nuestro regazo
Y te hablamos del Big Bang
y como tu creación no quería ser
un bodegón muerto
Sino la mar que estalla
Para esculpir en la costa
Vírgenes y Santas
Que se convertirían, ¡Oh libre albedrío!
en Magdalenas prolijas de placeres
Que sustituirían al dolor original
Por algo de sangre en el algodón
Por muchos ardores y escalofríos
Por gemidos y latidos despavoridos
Por sueños que hacían realidad
Por sueños que escondían de tu vigilancia
Ahora nos duelen
pero como duele el tango
Ahora no las cazamos ,
ella nos hacen creer que lo hacemos
Gracias mujeres ,
a Dios también lo hizo llorar el mismo tango
Juan David Porras Santana
Nada, mas aproximado a la realidad.
ResponderEliminarHermoso derroche de palabras.
Muy buen fin de semana.
El tuyo me parece un poema bueno y enigmático a la vez. La mujer, cuando nos enamoramos de una en particular, nos abandone o no, suele dolernos por la empatía que surge inevitablemente de nosotros hacia ella, sufrimos con ella, gozamos con ella y se nos acaba el mundo cuando ella se acaba. El resumen de todo esto suele ser el dolor. Hay alegría sí en el amor pero hay dolor, inevitable.
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