A mis considerados lectores
Ruge desde el Serengueti el león blanco
Huyen despavoridas las gacelas
y las leonas temen por sus crías
Con perfidia una mamba verde
desciende el intrincado ramaje de la acacia
El hombre blanco de alma negra
Puede sentir el latido de África en su ingle
Sabe sin saberlo que allá comenzó todo
Todavía en el universo se puede escuchar
el primer grito
del Homo Sapiens a los cuatro vientos
Desde un apartamentico en New York
se escuchan los gritos de una pareja
No se soportan pero lo harán por 50 años más
El capitán Scott muere en el Polo Sur
Luna canta una canción
que se la roba el viento
María de los Ángeles
llora porque se siente perdida
En la barra Juan David
se vuelve a repetir entre las faldas
Y nos hace creer
que no conoce el amor y lo anda buscando
El hombre fallido y la mujer hiperbólica
Que cojonudo plato
los calamares en su tinta
Alemania brilla
en sus intestinos por lo aprendido
Jessie se desmaya
por la oferta del arte urbano
María Belén
se decidió inmolar por los que más tienen
Lo que me hace reconocer
que hay tantos Cristos no reconocidos
Anoche en Yucatán
murió un buzo en un cenote
Murió de belleza, no quiso regresar
Está mañana
tuve una gran erección espontánea
Claro soñaba que Luna
cantaba un antiguo madrigal
Así trabaja mi mente, esquizofrénicamente
Creo que la doctora Sucre no se equivocó
No solo están locos
lo harapientos que deambulan
En mis 59 años verás que retrato un hombre serio
Al que las cosas serias le importan muy poco .
Juan David Porras Santana
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