Me consumo en el azabache de tu cabellera
Cierro mis ojos y se cuando llegas
La mariposa de Cuba me incorpora
Todos lo que rodea a tu cabello azulejo
Es blanco y su aroma se me clava
Es una corona de laureles en mis corneas
No lo quiero acariciar, lo aspiro
Por belfos, poros, retinas
Sin sus ondas al son del aire y cuello
No habría conocido el priapismo
del fin de las horas
La música que renuncia al sonido
El silencio que antecedió al universo
En tu cabeza redonda de bebé perfecto
Como si Dios hubiese querido omitir todo
Hizo de tu cascada cabellera
Y tus ojos cóncavos espejos, la belleza toda
Nocturnidad que me envuelve
Cuando desde ningún sitio miras
fijamente mi perfil y nada dices
Te siento morena en las dos flamas
Que en el fondo de tus ojos
Invitan a liturgias de perdición
Arcángel del exterminio y del amor
Y pensar que antes de entorchar tu cabellera
a mi alma constreñida
Eras el espíritu más libre y noble
Que llevaba bienestar a los dolidos al desposeído
Pero acaso eso no soy yo, Furia de mi corazón
Juan David Porras Santana
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