Yesca para encender la primera hoguera
Estás tan húmeda como las charcas
Aroma de la selva y de la extenuación
Reposas sobre tu propia concupiscencia
Rebrotan las hierbas que antaño se extinguieron
Cuanto placer sentirte elemental, a la deriva
Al fondo el naufragio de tu ajena vida
Ahora afloran atolones en aguas multicolores
que se muestran en tu recobrada sonrisa
Te acomodas entre las caracolas, los guijarros
Que tu piel desordena como si fueses arena
Mientras ávida esperas el beso de la ola
y la caricia de viento, espuma y sal marina
Abierta con las entrañas hacia el nordeste
Sientes como te penetran los Alisios
Eres una guarura eco de la mar distante
Mientras que anhelante la arremetida
te retuerce como la rama por la mar traída
Mar y mujer que deliciosa conjetura
La mar en ti eclosiona y la confundes
con las palpitaciones que te hienden
como puñales bermejos en tu suave luna
La mar te ha llevado adentro
Ya no divisas la costa
Ya no sientes al hombre
Estás derivando mujer , mujer
bajo la bóveda celeste y la mar fluorescente
Juan David Porras Santana
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