Hace un año por estas fechas
estaba sufriendo junto a mi ángel de la guarda que mañana cumple 82 años,
momentos de angustia. Dorita tenía cáncer en el recto, el cual si bien es
cierto tiene probabilidades a favor de ser curable, exigía un tratamiento de 30
radioterapia consecutivas, difíciles de resistir a su edad, sobre todo como en
el caso de ella que había recibido antes radioterapia ya que su efecto es
acumulativo- padeció hacía 16 años de un
tumor gracias a Dios focalizado en la vagina – y el cual superó excelentemente bien.
Mi amor por Dorita no tiene parangón,
cuando era apenas un muchachito le decía: cuando sea grande yo no me voy a casar,
ni a tener hijos y cuando trabaje y tenga dinero te voy a llevar conmigo a
vivir para que no trabajes más – ella era doméstica en casa de mi familia-
dónde fue tratada con respeto y afecto, el cual ella correspondió con todo su
amor, asumiendo una especie de segunda maternidad- ella tenía también 3 hijos
en Colombia- para los cuales con su trabajo y tesón –mataba tigritos hasta los
domingos , su día de descanso – levantó una casa en su otra patria.
Aquí llegó a asumir una tercera generación,
el que sería en principio el heredero de su afecto, hijo de mi hermana, Joaquín
Dongoroz Porras que la adoraba. No podía vivir sin ella, la llamaba por
teléfono para contarle una película que estaba viendo, y la comunicación se
extendía hasta las tres de la madrugada. Digo tercera porque también amó a mis
padres y siempre fue el ángel conciliador de la pareja. Hoy por el lado de sus
otros hijos tiene bisnietos hermosos y bien avenidos a esta tierra del Señor.
Yo no he conocido el amor – he estado
cerca pero mi naturaleza me impide tener acceso a él- Amo a mis padres, a mis hermanos,
a mis compañeros de trabajo, que también son mis amigos pero siempre mantengo una distancia
que nunca he podido salvar. Al único ser que acurruco, mimo, consiento con todo
mi amor es a este Colibrí- así le dijo, mide menos de 1,50 metros y pesa 43
kilos-- que supo cómo desarmarme el corazón. Mi hermano Arturo me dijo en una
oportunidad que yo la había secuestrado y que sólo la quería para mí, posiblemente
y de manera inconsciente tenga razón.
A pesar de mi soledad, soy un
hombre que nació con una estrella y soy muy querido y la gente no imagina lo
que la aprecio porque los confunde que a veces puedo ser dulce, amoroso,
cariñoso y otras taciturno. “melalcoholico”
, y distante . Lamentablemente vine a este mundo con ese extraño equipaje. Dorita,
mi ángel de la guarda siempre lo entendió y convivimos en la más absoluta
armonía desde hace 45 años.
Por eso hoy a un día de su
cumpleaños número 82, quiero dejar constancia de mi admiración, devoción, amor
incondicional a esta mujer que sin esperar nada a cambio me ha dado la mayor
lección de vida para un hombre que creía no conocer el amor. Amor es mi colibrí
que no se duerme hasta tener bajo sus alas a su bebé de 59 años, 1,87 de
estatura , 115 kilos de pesos y con más taras que Homero Adams .
Feliz cumpleaños, gracias por
poner todo de tu parte y superar tu enfermedad para egoístamente
hacerme tan feliz
Juan David Porras Santana
QUE HERMOSOS LAZOS DE AMOR.. MI CARIÑOS PARA UDS...
ResponderEliminarFelicidades a Dorita y a tí por ser su amigo, cariños
ResponderEliminarUn hermoso y conmovedor testimonio de amor, de verdadero amor. Ojalá tu Dorita pueda superar este cáncer y vivir muchos años más, muchos. Es mi deseo sincero.
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