Para María Elena López Velázquez
El Nilo ya no era azul sino blanco
Venía de mundos impensables
Akatatón todo lo dejó en las manos
de su mujer, reina del trono
de las dos tierras y del feminismo
Nace la autonomía de la mujer
Que puede liderar guerras
Que puede saciar los apetitos
que de las hienas insaciables queda
Nefertiti pasiva, permite el cambio
Tal vez la gran revolución mucho antes
que la de las amazonas
Y a diferencia de ellas
claman por sus hombres , sin ablaciones
Así quieres a los hombres María Elena
Diferentes de ti pero ni mejores ni peores
Gobernar no es una bendición
Es de los castigos el más cruel
Que impone el Dios que contigo gobierna
El Sol, no hay otros, se fueron pero volverán
Anunciación del monoteísmo del cielo
Crispación de sacerdotes advenedizos
Que crearan tantos dioses
como placeres desencadenan
¿Le crees Maria Elena a los antropólogos?
Te invito a que no explores, revisa
en tu alma y cuerpo sus señales
Y verás como también Nefertiti
La bella ha venido y el disco solar de Atón
Te produce placer en aquella playa blanca
Dónde el Nilo desemboca como tú al norte
Juan David Porras Santana
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