Tenacidad
aun cuando todo lo sabes perdido
Demasiado amor propio
o apropiarte de lo indebido
Creo que al final es lo mismo
El medio justifica al fin
Porque solo respiramos
a conciencia cuando buscamos
Largo letargo de la anaconda
que paladea al deleitoso venado
El trópico amiga mía
nos hizo así, bandoleros y oportunistas
Cuanta ignorancia
la de las culturas del norte
Que desconocen la malaria,
la promiscuidad y el azote del Dios Sol
Diamantina en tu alma
aprendiste a esperar, a acechar, a fulminar
Siempre hay una víctima
que da gracias a Dios por su destino
Ser engullido
por una fuerza y astucia que la supera
Y allá en el norte
sienten por la víctima pena
Comprendamos están hechos
por las nieves y las cuatro estaciones
Nosotros por el cinturón ancho
de la tierra que aun así nos aprieta
Tus armas las conozco
porque me hicieron el dueño de la noche
Y con ella soy en estas latitudes invencible
Porque taciturno y sagaz
mi barra es mi trinchera
Nada enseña tanto
como contemplar sin perder el asombro
Como la anaconda despierto de mi letargo
Es hora de acechar y fulminar
Para que mi poesía
no se la trague el incendiario crepúsculo
Juan David Porras Santana
Dulce anfitrión de tus cálidas noches
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