Esa noche entrará
dislocando la rosa de los vientos
Mi norte será su ceño , el sur
se escurrirá para que lo debele
mi boca que paciente quiere
escuchar el jadeo desde los belfos
y el lejano aullido de los perros
Llueve aguaceros de Aracataca
venidos por la costa
contra los vientos
que rolan sudorosos
entre nuestros cuerpos
Somos un pantanal
de secreciones confusas
a veces ella soy yo
y otras mi yo se esconde
sabe que no es su hora,
son cosas del verdadero imperio
Allí dónde todo es sangre y fuego
las salamandras salen
y todo lo vivo se mimetiza con el miedo
A punta de instinto
y bajas pasiones somos uno
No hay disfraces,
ni posturas todo es la noche cruda
Un relámpago azul
devora la azul esfera del planeta
Nos desnuda y radiografía a los huesos
que fundidos con las entrañas parecen
Una fantasmagórica
función del Paraíso Perdido
Los perro ladran lejos
los gatos maúllan cerca
Se siente el sonido lúbrico e inconfundible
Yesca para los amantes,
combustión e implosión
Que hace agógico
el ritmo acoplado del coito
Peros los números de la naturaleza
son infalibles
Y aquella aparente agonía
vuelve al repiqué de sus tambores:
¡Quitiplás quitiplás ah que bueno se está!
Juan David Porras Santana
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