Antecedentes necesarios para la comprensión
del poema SOY EL DUEÑO DE LA NOCHE que
publiqué ayer
Sentado frente a la barra del bar -
seleccionada con el celo que le ponía
Luchino Visconti a sus escenografías- logro el desdoblamiento. Imposible de
alcanzarlo durante las prolongadas jornada de laborterapia, ya que exigen
condición de alerta máxima y el uso de lo poco-si ya se, falta modestia- que me
resta de inteligencia.
Ese desdoblamiento se expresa en la doble
acción intro- extro, que no es otra cosa que la manifestación narcisista del YO
como caja de resonancia input- output de mi minúscula valía frente a la
portentosa y arrolladora acción auto escrutadora del público de mi cautiva
galería.
A cada sorbo de licor corresponde una angustia
conmigo mismo y con respecto a los otros. En apariencia esta droga me permite
flexibilizar los rígidos mecanismos de autodefensa de mi protoplasmática
personalidad.
Más
temprano que tarde prima la realidad sobre la apariencia. O siendo más
fidedigno y objetivo, es la forma esculpida por mi medroso YO de la realidad;
tan, pero tan creída que ocurra lo que ocurra esa noche, termino pensando, ya
entrada la aurora: ohm, pensaste- no exageres- que me ibas a engañar..... jajá.
¿Pero si ese sentimiento te daña, y lo tienes
identificado por qué te instalaste en él?
La respuesta me la ofreció una neurótica: el
problema Juanda no es que estés consciente de la realidad, es tu frontal
postura de resistencia a no aceptarla.
Quiere
esto decir que soy un quimérico recalcitrante imbuido en el magín de lo que
debe ser, en contravención con lo que es: SI, definitivamente.
Debe haber en mis 23 pares genéticos, un par
de ellos que impusieron a mi YO que las emociones eran la verdad – Homo
sentimentalis-, a lo cual se resisten los 22 restantes que configuraron al
animal racional que también soy- reconozco que a veces me quedo atascado en el género
próximo-, de allí que el proceso dialéctico que tiene lugar en la barra con el
alter ego, sobre todo con los ajenos- 99,9999999999%-,mi yo sentimental y mi YO
racional, colapsen y generan la catatonia.
En la película el Exorcista 3.5,
magistralmente interpretado por George C. Scott, en el rol del detective que
descubre que el padre Damián- el que cayó por las escaleras y se mató en el
Exorcista I- fue poseído por el demonio en ese justo momento y se llevó el alma
del padre al cuerpo de un asesino en serie que estando recluido en un manicomio
de catatónicos aprovecha la falta de voluntad de éstos y sobre todo sus
sugestionalidad para que actúen por él, llevando el terror a las calles e
iglesias de Boston.
Priva
en este trabajo de Blatty, la razón por encima de la emoción demostrando en
todo momento la superioridad del demonio, que sólo es vencido al final por
moralismos y la taquilla- nada más racional-.
En la barra, la lucha es similar: un
catatónico es poseído por el demonio de la noche- barata y sinsabor-, por ello
más aterradora, éste la trata de convertir dentro de sí, en intensa y
misteriosa, según los mandatos de su amo, su premio las migajas que caen de la
mesa del señor. No conforme, pugna por entrar al banquete y no lo hace porque
el detective le advierte que será
arrastrado por una conspiración satánica
hacia la nada; de inmediato se revela el YO racional: ¡pero si en la
nadedad vivimos!, y el detective contesta pero
entras y sales, tú lo decides, tú tienes el control. AHHHHHH, respiro
aliviado, he sobrevivido intacto y además invicto. Bebo un largo trago de
silencio y de licor, le doy gracias desde el púlpito de la barra
al SEÑOR.
Juan
David Porras Santana
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