Para Dora Pacheco Ospino
Un dardo se clava en el crótalo de una cascabel
Su certeza es tal que sangra hiel
Así es ella, cerbatana, vibrato y amor fiel
La paleta de verdes, azules y añiles esta en él
Los estira desde su entraña para fijarlos en el aire
El aire crece y se reduce con su inquieto aleteo
Para que estemos seguros de su camino etéreo
Lo miramos en aquel árbol y ya no está
Lo buscamos en las ramas: ahí, allá
Volteamos y una estela presagia que estuvo,
ya no está
Mientras a su cuerpo instantáneo lo atrapa
Un extraño pisapapeles de cuarzo inmóvil
Y a su alma aquella cayena color pastel.
Juan David Porras Santana
Bravo juanda demasiado bello.
ResponderEliminar