Para las voces de la noche
Redescubrí en el arte de Verónica que lo
romántico es inmaterial, inasible , fugaz, y que cuando tratamos de someterlo a
nuestros designios, desaparece, escapa y se refugia en aquél enamorado que no
materializó su sentimiento por temor a volver a perderlo.
Así pues, que la noche transcurre cuando
canta Verónica, como si sus sentimientos que tan traslúcidamente exhibe se
adueñaran de todos los corazones para llenarlos del tan esquivo y exigente
amor.
Verónica no lo sabe, pero los que allí la
observamos, entramos en su alma, la recorremos
y por ello en ese instante cierto nos hacemos mejores, humanamente soñadores despiertos y ávidos depredadores
Sí, suena fuerte y antinómico lo de soñador y depredador pero es que acaso la
noche no es una invitación a la ensoñación y a la devoción, y ésta no es una
forma de consunción.
Cuando Verónica canta, nos devoramos los
espacios y soñamos e inventamos: rincones, esteros, amaneceres, refugios para
que lo romántico echen ancla allí
Por eso, he querido esta noche devolver a
Verónica un pedazo de su alma que robé y que cuando traté de asirla se
transmuto en esta rosas rojas, porque
seguro estoy que al ella verlas en su
alma renacerán.
Juan David Porras Santana
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