Tal como les ofrecí les hago entrega de tres poemas más,
seleccionados con la intención de rendirles un homenaje y de que puedan ver
como mi inspiración y creatividad, a lo largo de estos tres años ha ido
ajustándose a los distintos momentos de mi espíritu y mi circunstancia.
LOS ADVERBIOS DE LUGAR DE LA MUJER
Después de tanto
tiempo transcurrido,
sigue siendo lo único inquietante: la mujer
Acá abrevo de ti
con la sed
con que
los hombres azules del
Sahara
lo hacen en Siwa
Adelante de ti,
tu negra cabellera se
confunde
con la noche cerrada
que precede a la
tormenta
Ahí dónde
haremos el amor
y tú me enseñarás
que como las grandes
fieras
nos haremos trizas
Alrededor de ti
danzo para celebrarte
como lo hacían los
primeros
rodeando a las grandes
fogatas
Allá está tu hogar,
aquí tu hombre,
así siempre lo
quisiste,
hay momentos
en que te confunden
Debajo de ti
siento tu lumbre,
mis manos son tu
instrumento
para tantear en las
sombras
Arriba de nosotros
nos gobierna la
lujuria
como una Diosa
que juega a Sodoma y
Gomorra
Atrás de tu espalda,
guardas tus más
impuros secretos
son una carga
capaz de doblar tus
rodillas
Cerca de ti
una jauría de lobos
aúlla,
saben que te
entregarás
con la luna roja y
plena
Es donde siempre
quisiste hacerlo,
al descampado dónde
tus gemidos
y los aullidos se
encuentran
Encima de ti
te controlo, pareces
sometida,
hasta que me doy
cuenta
que nada se ha
alterado
Enfrente veo en el
espejo
como tus anchas
caderas
y tus partes estrechas
me constriñen
como una enredadera
Fuera ladran los
perros
anónimos de la noche,
mientras tú, dentro te
consumes en mí
Juntos muy cerca
el uno del otro
nos tomamos de la mano
y la aurora nos borra
Lejos quedó la mujer
que ahora es una
señora
que cuida que todo
esté
en perfecto orden
EL CANTO DEL GALLO LOS DESPERTÓ
Fluía el agua debajo del puente,
su sangre era tan espesa
que en sus venas se hacían islas
y en sus besos licantropías
Una gata desde algún confín
maullaba porque sufría
Un arpón le desgarraba
mil sombras la engañaban
Los geranios estaban encendidos
sobre piedras calizas
Un jet como
un diestro pincel
trazaba en el azul el blanco
Tumbada sobre la hierba
todo lo contemplaba, rojo, azul, blanco
Se desdibujaba su punzante alegoría
del que sería su amante
Fluía el agua debajo del puente,
su sangre era un tsunami
Arrastrando islas, precipitando besos,
ahogos y resurrecciones
Mil se hicieron uno,
uno que sería como el marfil, siempre
Eran las seis de la tarde
y el canto de un gallo los asombró
Estaban ahítos, pendían sus carnes
desde la consumada pasión
vestidos seguían desnudos
como los caídos ángeles de Dios.
EL CORDÓN UMBILICAL DEL MAR A LA TIERRA Y LAS ESTRELLAS
Venimos del mar,
lo grita el líquido amniótico,
somos de la tierra
Un delfín salta sobre las olas crispadas,
una bocanada de aire
Secular la gran tortuga desova
lentamente sobre la playa
Mi corazón detenido,
vuelve a latir al ver las dos palmeras
El velero cruje sobre los filosos arrecifes,
se sabe resguardado
Por proa juegan los delfines
anunciando la laguna y la blanca arena
No podemos vivir sin la certeza
y el mar es el espacio incierto
De allí su libertad y el desasosiego
que imprime a nuestra alma
El marino lo añora cuando está en tierra,
en la mar añora la tierra
Los poemas sobre el mar
están escritos con aliento de
mujer
Sobre playas de arenas coralinas y palmeras delirantes
Es nuestro cordón umbilical
desde el mar con la tierra y las estrellas
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