Inmersión en la oscuridad, se
extreman los sentidos
El alma busca a tientas, el ojo
atraviesa la lápida
No se hace la luz, claustrofobia en
la fosa de la mente
Me hala su mano extendida, caen los
terrones sobre el lomo
Su mano se encuentra con mi osamenta
Reconstruye con destreza la carne
sobre los pómulos
Qué inmóvil responde con gozo
inocente
Ambos reconocen la fragilidad de la
existencia
Uno a través del abandono, otro por
la persistencia
Los dos insisten sin saber que lo
hacen por el otro,
Ella con su mano invisible, él con
su ceguera infinita.
Juan David Porras Santana
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