Si agita hoy, con su aleteo, el aire de Pekín,
una mariposa puede modificar
los sistemas climáticos de Nueva York el mes que
viene.
J. Gleick
Un corazón exhala en la somnolencia vegetal
De un día que es una red perpleja de cristal
Tanto, que transparenta al ser fugitivo del azar
Criptografía bárbara tan presente hoy
Que pase lo que pase, niega el ayer y el mañana
Porque la juzgamos con dados que estaban cargados
Tu
sangre brusca no te pertenece, se agolpa
En
mi boca, es una hiedra de mi memoria
Me
abraza, te confunde: es mía, no es de él
Alea jacta est. No te escondas, no corras,
Prima lo
que no conoces y eso te alcanzará.
¿Pero es
que acaso ya no aleteó la mariposa?
Juan David Porras Santana
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