Melancolía de mi naturaleza Alejandrina
Te fugaste, aparecida mi nirvana de mediodía
Canícula que por exceso borras las circunstancias
y te clava desde el corazón de Jesús al centro de la tierra
Cabrillas levanta el viento en la mar del mediodía
Borregos en manada, son las nubes que siguen al día
En el calado del velero, extendida tu sal la hago mía
Crujen sus maderas y nuestros huesos restallan
Sabemos que estamos en el clímax antes del claroscuro
Es la locura que atrapó a Reverón allá en las palmeras
Regresaba su fantasma a jugar con Juanita y las muñecas
La luz blanca, paradoja, lo dejó ciego para las tinieblas
Sal, arena blanca, aguas cristalinas son amor de mediodía
Por el tragaluz del velero vi la forma perfecta del púber seno
Pezones que apuntaban sonrojados a la punta de mi lengua
Pitones que me embestirían siempre hasta el último resuello
Juan David Porras Santana
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