Qué hemos hecho sino vagar eternamente sobre la tierra
Nunca entendimos el por qué, si te damos lo mejor de nosotros
tenemos que ser siempre los culpables,
¡oh culposo, cómo te hemos venerado !
Tratamos de cerrar los ojos para descansar, emprender la odisea
Y nos sentimos irremediablemente culpable en algún momento
Es que acaso quieres desanimarnos, agobiarnos, deprimirnos,
porque nacimos culposos
Qué carga tan pesada, le resta tanto al amor, al logro, a la solidaridad
Al punto de llegar a claudicar:
¡yo no pedí que me trajeran a este mundo!
Fueron ustedes, mis padres
sin tener mi aquiescencia quienes decidieron por mí
Por cada momento de felicidad corresponde un duelo
Tal como lo siente el heroinómano cada vez que consume
de aquella flor azul inofensiva que lo convierte en andrajos
Dios escucha el clamor de tus hijos:
excúlpanos, líberanos del pecado original
para poder servirte, para tener alas,
para no cargar ese fardo que hace imposible el camino
Cuántos más de nosotros deambulando
por las arcillas rojas del camino inconducente
Tendremos que vagar por un pecado que ya ni tú mismo recuerdas
¡Oh Dios nos has abandonado!
No veo la diferencia entre tu actuar obstinado
y las todavía crueles religiones que de la mujer hacen un despojo
Hazte presente con tu magnanimidad,
tú que lo comprendes todo, exorcizas nuestra almas
Como lo hizo el solitario padre karras
sobre la pobre alma de Regan poseída por Satán
Dios , yo tu hijo, te voy a dar una espiga de razón
y el manto sagrado de un valor para que nos liberes
Si todo el tiempo y el espacio están en ti, ya sabes que pecaremos
y si la justicia es una valor sagrado
por qué hacernos repetir lo que tú sabes que inexorablemente va a ocurrir
no es esto acaso un acto soberbia . Señor, te lo pedimos Señor .
Juan David Porras Santana
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