Cuando ya daba todo por concluido
del letargo desperté
Sin aviso, sin señales
de pronto estaba consiente de quien era yo
Asombrosamente habían transcurrido
casi 50 años de oscuridad
Y todo lo aprendido que era una diáspora
se juntó y ensambló mi ser
De la catatonia pasé a una sed insaciable
para descubrir mis talentos
Pero sobre todo mis debilidades,
me cuestionaba todo acto
que no obedeciera a la más genuina razón de ser
Hoy soy un mejor hombre,
reconstruido con retazos como el monstruo de Frankenstein
Pero el proceso no es tan aséptico,
ni tan milagroso como lo quiero hacer ver
Pasé en el oscurantismo de la culpa
por décadas en la catatonia de las barras
Era el dueño de la noche pero no de quién en ella disfrutaba,
exprimía el tuétano del existir
De esos, me conformaba con las migas
que caían de sus mesas, de sus mujeres embriagadas
Todo lo fui tejiendo sin un orden aparente
hasta el día que desperté
Todo lo que había parecido inútil y abyecto,
cobró sentido, había trabajado incansablemente el subconsciente
Era el hijo que siempre quiso Freud
y que lamentablemente nacería más de un siglo después
El que demostraría que Thanatos y Eros ,
estaban remando en el mismo sentido
si mí yo se los permitía , y ese era mi caso
Thanatos aquella mañana que desperté,
volvía a su sepulcro ,
mientras Eros me mostraba el camino hacia la luz
Juan David Porras Santana
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