Mira la ribazón allá al noreste son dorados detrás de las sardinas
Nemesio cómo sabes dónde estamos, si no vemos tierra
Por el color del agua y la espuma más blanca de sus olas
Aquí, debajo del bote hay un pedregullal lleno de langostas, búscalas
Descendí parecía un abismo, pero allí estaban las rocas y las langostas
La cubierta se llenó de rubíes, largas antenas y de cómplices sonrisas
De pronto el mar se calmó, y Nemesio dijo:
pronto por estribor saldrán los delfines ,
como la palabra cierta de un profeta,
se otearon las hermosas aletas dorsales de una inmensa manada
que jugaban cortando la proa y nos acompañaron
hasta que sopló el viento del oeste
Nemesio vaticinó: viento que rolas del noreste al oeste,
bruscamente nos traes tormenta
Con la pericia inequívoca que da la sabiduría,
viró hacia una caleta que sólo él conocía
Fondeamos proa al viento, afuera de la ensenada todo era confuso,
adentro, el perfecto orden
Como una luz que se apaga de pronto
llegó la noche y con ella otro mundo
El fuerte viento que soplaba afuera despejo el cielo
y se fueron encendiendo por grupos las estrellas
La oscuridad era total pero en el agua había luz fluorescente,
le pregunté a Nemesio ,me contestó con cierto desdén,
esa es la rensía , metía mi mano en el agua y todo se encendía
Con su habilidad característica encendió el reverbero, montó una olla
con agua , una cabeza de corocoro boca coloraa y un ají
Aquella sopa nos calentaba y tenía la esencia del mar
No hablamos más hasta que despuntó el sol
Buenos días , buenos días
vamos pa' que pesques en los placeres de la isla la Blanquilla
Navegábamos , navegábamos y la isla no se veía
de pronto el color del mar pasó del añil al turquesa
Aves marinas cortaban al vuelo la embarcación
y de pronto en el horizonte un trazo blanco en el turquesa me encandiló
Allí está digo Nemesio tengo rato presintiéndola , tan blanca
tienes suerte el agua está cristalina pa’ que coja bastante pescao
desde la superficie se veían las gorgonias , los variopintos corales
y una fauna marina prolija y variada como nunca había visto ,
esa mañana arponeé pargos rojos , meros batata , carites , barracudas ,
era la exaltación y la crueldad al mismo tiempo
porque estaba pecando en una pecera repleta de peces inocentes
que jamás habían visto a un buzo su instinto y su temible arpón
Juan David Porras Santana
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